La búsqueda de vivienda y la salida a un alojamiento autónomo es la culminación de un proceso de inserción que las personas que atendemos en el Servicio de Acompañamiento a la Vida Autónoma realizan a lo largo de un año, o en ocasiones, durante más tiempo. No es siempre el objetivo final, pero sí es un objetivo importante en muchos procesos.
Es, por ello un hito que supone desligarse de los apoyos recibidos y emanciparse, con el consiguiente crecimiento personal y dignificación de la situación vital para muchas de las personas que forman parte del servicio.
La realidad de la vivienda en la actualidad es compleja, especialmente para las personas que atendemos. Lo que en un principio es un derecho de toda persona, se ha convertido en un lujo, una mercancía con la que es posible especular para sacar beneficio. Simplificando mucho, cabría pensar que el motivo principal por el que las personas no acceden a una vivienda es la falta de ingresos. Sin embargo, la realidad desde hace años es que las personas que atendemos consiguen ingresos estables que, aunque básicos, deberían ser suficientes para afrontar el pago de un alquiler (de un piso compartido o una habitación), y sin embargo no logran hacerlo. Son personas que se esfuerzan por mejorar su vida y cuando han conseguido reunir las herramientas y recursos necesarios para realizar una salida autónoma, se encuentran con el gran muro de la precariedad de las viviendas de alquiler y el difícil acceso a las mismas.
Diversos factores explican esta situación: los altos precios de las viviendas provocados por la especulación y la falta de oferta de alquileres; la discriminación por razón de procedencia o por nivel socio-económico; los abusos en la demanda (pagos desorbitados de fianzas, solicitud de avales, contratos de trabajo, etc); o la absorción de la mayor parte del mercado inmobiliario por parte de agencias profesionales y la consiguiente escasez de anunciantes particulares.
Si bien es cierto, que desde la administración pública se apoyan los procesos de emancipación de las personas, la salida a la vivienda está sujeta a las leyes del mercado, que se encuentra en manos privadas. Y se da la circunstancia de que, aunque la administración dedica recursos a este fin (a través del complemento a la vivienda), los prejuicios y la estigmatización de las ayudas sociales están provocando un efecto perverso, ya que es sabido que el hecho de cobrar la Renta de Garantía de Ingresos es uno de los motivos más recurrentes por lo que se niega el alquiler a muchas personas.
Cabe pensar que hace falta más apoyo público en la consecución de viviendas de alquiler para personas en procesos de inserción. Y además de acompañamiento educativo en los procesos de búsqueda de vivienda y mediación en el entorno comunitario, es necesario incentivar la coordinación entre entidades e instituciones con el fin de facilitar el acceso a la vivienda a todas las personas en situación más vulnerable.
Dificultades en la búsqueda de vivienda para las personas en procesos de inserción social

Lorem fistrum por la gloria de mi madre esse jarl aliqua llevame al sircoo. De la pradera ullamco qué dise usteer está la cosa muy malar.